México está unos 15 años atrasado en
estrategias políticas digitales, y contando…
La mala práctica de ir en una campaña política por todo el espectro electoral aun es vigente en muchos lugares de México, sobre todo a nivel municipal y diputaciones locales, los políticos o estrategas aún creen que un candidato puede llegar a agradar a todos en todos lados y se esfuerzan por que así sea.
En esa práctica hay dos grandes errores, desgastan al máximo sus recursos (tiempo, dinero, esfuerzo, imagen y reputación del candidato) y presentan una propuesta “amorfa”; un “Candidato Frankenstein” que tiene partes de aquí y partes de allá; que es de una forma aquí y de otra allá; y que tiene una causa aquí y otra allá; todo ello pensando que a cada grupo de personas se le puede conquistar con su “cachito de candidato”.
¿Suena ridículo?
Así es, lo peor es que sucede. En algún punto de profesionalización de la estrategia política hace unos 18 años se comenzó a utilizar la encuesta como instrumento de segmentación y reconocimiento del electorado y sus perfiles, los más avanzados estrategas políticos construyeron una estrategia pensando en esos perfiles y muchos de ellos ganaron. El problema hoy, es que las encuestas han dejado de funcionar; por negligencia o corrupción de la encuestadora; por ineficacia de los encuestadores; o por deshonestidad de los encuestados.
Entonces, si el Candidato Frankenstein ya no funciona y las encuestas ya no son confiables, ¿Qué se debe hacer?
Lo que se debe hacer es una estrategia digital, ésta es hoy la más grande y potente herramienta electoral que ha existido.
La estrategia política digital implica un salto incalculable que va de la última herramienta electoral, que fue la encuesta, al social media que tenemos ahora, la posibilidad de medir hoy es más efectiva, más veloz, más precisa, más amplia, más barata…
Lo que hoy se puede hacer en términos de segmentación con una estrategia política digital contra lo que puede hacer una encuesta no es ni siquiera comparable. La encuesta queda tan debajo de la estrategia digital que ni siquiera es posible equipararlas.
La encuesta mide segmentos de población por datos duros, la forma de usar esos datos obtenidos de una encuesta, es enviar mensajes a esos segmentos y esperar que alguno de esos mensajes pegue en el blanco.
La estrategia digital implica los mismos datos duros, más los datos blandos, es decir, más los comportamientos, más los gustos, más los intereses, más las reacciones, más la posibilidad de microsegmentar, más la medición de cada uno de los mensajes. Esto permite hacer tiros de precisión con gran frecuencia, a gran escala, permanentemente y de una forma semiautomatizada, en donde cada tiro que se envía, devuelve una medición para qué cada siguiente envío sea más preciso.
Lo más importante no es lo que decimos sino lo que el otro entiende, la encuesta no permite saber que entendió el otro.
Una estrategia digital no es participar de forma aislada en internet y en redes sociales, no es publicar fechas memorables, frases optimistas o fotos del candidato mostrando su opulencia, benevolencia o eficacia, la verdadera estrategia digital pretende generar Big Data, implica administrar y procesar grandes cantidades de información ciudadana y ordenarla en enormes bases de datos que nos permitan consumir esa información para la toma de decisiones políticas y gubernamentales.
Una buena estrategia digital va a aportarnos información blanda como: qué es lo que necesitan los ciudadanos; cuáles son sus principales gustos; sus temores; sus costumbres; sus valores; su cultura; sus horarios… y obviamente también los datos duros como: edad, género, lugar donde viven, y otros sociodemográficos más planos.
En términos más prácticos por mencionar una red como ejemplo, una estrategia digital basada en Facebook debe estar dirigida a captar el voto táctico focalizado en el comportamiento y gusto de las personas que viven en la comunidad de influencia, se microsegmenta el electorado se determina cual es el voto duro, el voto útil y el voto imposible, como Facebook no es un espacio físico sino conjuntos de personas se carga todo el esfuerzo a los votantes útiles, se hace una campaña distinta para afianzar el voto duro y otra para neutralizar a los votos imposibles.
Las campañas políticas deben estar enfocadas en decir a las personas que suman votos lo que queremos que sepan en todos los lugares donde estén, en la web 2.0 y 3.0, en la radio, en la televisión, en parabuses, espectaculares, anuncios gráficos animados, prensa, en un estadio, en el cine, etc. En todos los medios, pero sin duda el medio permanente y más barato en términos de alcance son los móviles, cada Smartphone en la mano de nuestros votantes es un escaparate andante que sigue a nuestro ciudadano a todos lados y en donde podemos poner anuncios en cualquier momento, en cualquier lugar, es el espacio publicitario que va a todos lados a la intimidad de la recamara del votante, a su oficina, al baño…
La estrategia política digital es un proceso muy sencillo en su planteamiento, pero complejo en su operación hay que micro segmentar públicos y tener grupos de personas muy claros, entender cuáles son los mensajes que interesan a esos públicos, introducir storytelling y Neuromarketing, localizar a esos públicos por sus perfiles de Facebook, twitter, instagram, Pinterest, etc., comprar anuncios en las propias redes para llegar a ellos y enviarlos en los momentos en que se cada grupo se conecta.
También es planear un contraataque hacia el oponente, pero no un grupo de bots desprestigiando al oponente, eso es vulgar, hay que incluir el contraataque en la estrategia, mediciones, puntos débiles, anuncios pagados, hay que ganar los tráficos vía SEO, hay que capturar la visibilidad, hay que hacer que la gente esté interesada en nuestros mensajes, en nuestra propuesta, en nuestro candidato.
Es mucho más barato hacer una estrategia profesional pagada en RRSS que pagar sueldos de “Chavitos” dispuestos a publicar cualquier tontería, grosería, crítica alabanza.
Sin duda el tema es amplio, me llevaría un libro tratar de exponerlo, termino como comencé, México está unos 15 años atrasado en estrategias políticas digitales, y contando…